Una celebración ecuménica al cuidado de la Sagrada Familia

El texto original fue publicado en MECC el 2 de diciembre  de 2021. Traducción y publicación por Maronitas.org en colaboración con The Middle East Council of Churches.

Disponible también en árabe y en inglés.

Dr. Michel E. Abs

Secretario General del Consejo de Iglesias del Oriente Medio

A Egipto se dirigió nuestra delegación del Consejo Ecuménico del Oriente Medio en el proceso de preparación de su XII Asamblea General, que se celebrará allí por la amable invitación y el apoyo de Su Santidad el Papa Tawadros II, además del apoyo del Reverendo Padre Andrea Zaki.

En el marco de las visitas preparatorias a la Asamblea General, la delegación del MECC visitó a los líderes espirituales y continuará su recorrido en los próximos días.

Lo que mencionaré en este breve artículo es un conjunto de observaciones y pensamientos que surgieron como una conclusión obvia y espontánea durante las visitas, y a partir de las conversaciones que se dieron durante las numerosas reuniones mantenidas por la delegación del MECC con los diversos liderazgos y con discusiones en profundidad sobre diversos temas relacionados con el trabajo ecuménico y su inclusión dentro de la fraternidad nacional en la tierra de Egipto.

Lo que salta a la vista es que existe un cristianismo egipcio con diversas manifestaciones, tan rico en componentes que están en armonía entre sí, que podemos considerarlos como uno solo en términos de espiritualidad y cooperación a pesar de las diferencias resultantes de las particularidades de cada uno de estos componentes.

Lo que el observador nota es que este cristianismo, que he llamado «egipcio», es un cristianismo profundamente institucionalizado. No trabaja de forma caótica o con improvisación, sino que se centra en enmarcar su trabajo de la mejor manera que asegure los más altos niveles de rendimiento y los mejores resultados del trabajo institucional.

Lo que también queda claro a la vista es que este cristianismo egipcio se encuentra en un estado de hermandad con el resto de los componentes de la sociedad egipcia, y esto es lo que vemos en las relaciones que vinculan a los diversos grupos que conforman esta rica sociedad con características psicológicas y culturales. La interacción entre las personas de esta sociedad alcanza su máximo esplendor en el contexto de una integración nacional sostenible garantizada por el estado de estabilidad que experimenta la patria del Valle del Nilo. En nuestra visita a los lugares religiosos cristianos, vimos un gran número de no cristianos que visitaban estos lugares con gran reverencia y respeto mezclados con curiosidad. En este clima, el hombre ya no es enemigo de lo que ignora, pues el conocimiento disipa todos los prejuicios y discriminaciones que destruyen el país.

Lo que tampoco se puede ignorar es que este cristianismo, al que llamé «egipcio», es un cristianismo nacional por excelencia, y por lo tanto no es ajeno al destino nacional de la sociedad egipcia. Todos sabemos el lugar que ocupan los intereses de la patria egipcia en el corazón de los egipcios, cristianos y no cristianos, hasta el punto de que el patriotismo se convierte en una parte de su fe en Dios.

Además, el observador conocedor del tema observa cómo el cristianismo egipcio se caracteriza por la alegría que viven los individuos pertenecientes a las diferentes confesiones, y esto era evidente en el comportamiento de los creyentes durante las reuniones en las que participamos, así como a través de nuestra socialización con ellos.

El cristianismo egipcio es tranquilizador porque su fe es profunda, impregna su alma e irradia paz y tranquilidad a su alrededor. También es dadora, da sin límites, basándose en su fe y en su confianza en sí misma y en sus interlocutores.

En cuanto a la Sagrada Familia y su viaje a Egipto, ocupa un lugar destacado en la fe del cristianismo egipcio. San Marcos y todos los santos del cristianismo tienen un espacio distinguido y prestigioso en los sentimientos de fe de los egipcios, pero la Sagrada Familia tiene una consideración que no tiene parangón con ningún otro asunto.

Además de la dimensión de fe relacionada con el viaje de la Sagrada Familia a Egipto, existe la dimensión cultural y popular que ocupa una gran parte de la cultura de los cristianos egipcios, así como de todos los demás egipcios. Este viaje está presente en todas partes y bajo diversas manifestaciones, desde los iconos hasta los dibujos, pasando por los mapas y cualquier otra forma de expresión.

Durante la visita de nuestra delegación a Egipto, nos dimos cuenta de hasta qué punto la Sagrada Familia y su viaje dan a la conciencia colectiva de los egipcios un carácter diferente a todo lo demás.

Les aseguro que la Sagrada Familia estuvo allí.

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